Los niños pasaban los días jugando bajo el sol, jugaban en el patio o en la calle y les gustaba montar en bicicleta por el barrio. Tenían mucha creatividad y el aburrimiento no formaba parte de ellos porque siempre había una nueva forma para divertirse con los amigos. Pero el mundo ha cambiado y las calles ya no son tan seguras para ellos como lo eran para los niños de hace un par de  décadas.

Además, hoy en día las familias están ocupadas, los padres trabajamos muchas horas, y tener una buena conciliación familiar,se ha vuelto casi misión imposible… pero hay algo que no ha cambiado en todo este tipo: la importancia del juego para un buen desarrollo en los niños. El juego está a la altura de una buena educación, del amor e incluso de la importancia del sueño… ¡es imprescindible para los niños! Pero, ¿por qué es tan importante?

Se potencia su creatividad

El juego hará que los niños sean emocionalmente más expresivos, que tengan más energía, que aprendan a comunicarse mejor y a tener más vocabulario. El juego les permite cuidar su sentido del humor, a potenciar su imaginación, a sentir pasión por lo que hace, a ser perspicaz y a poder conectar con el mundo que le rodea de una forma mucho más profunda. El juego ayuda a los niños a potenciar su creatividad a que sean capaces de inventar historias y de cambiar la perspectiva de la realidad.

Se desarrollan sus habilidades sociales

A través del juego los niños aprenden a llevarse bien con las personas y a afrontar algunos retos sociales. Cada oportunidad para jugar con otros niños es un curso rápido de cómo funcionan las interacciones sociales. Los niños pueden empezar a comprender el comportamiento de las personas y también a saber que en ocasiones las reglas, no siempre son justas para todos.

Además, los niños también aprenderán que deben encontrar la forma de satisfacer sus propias necesidades y deseos sin tener que pisar las necesidades y deseos de otros. Esto se hace a través del compromiso y la negociación, encontrarán sus propios límites, sabrán qué es lo que les hace sentir bien y qué es lo que no. La asertividad es una necesidad en la relaciones interpersonales y en ocasiones, existirá la posibilidad de alejarse de los otros.

Entenderán y controlarán sus propias emociones.

En el juego, las cosas no salen siempre como se planean y esto puede hacer que los niños tengan una montaña rusa de sentimientos difíciles de controlar. En muchas ocasiones, cuando los niños juegan no hay adultos alrededor para una decisión correcta y los niños deben aprender a medir sus propias respuestas emocionales para poder hacer frente a hechos que no aceptan o a cualquier otro tipo de conflicto. Habrá momentos que deberán dejar algunos emociones fuera de juego aplicando el autocontrol, la negociación, la empatía y aprender además, a obtener ayuda siempre que lo necesiten.

Y lo mejor de todo es que los niños aprenderán a resolver sus propios problemas a través del juego, podrán ser ellos mismos y sabrán que ellos tienen el poder de sus vidas y de sus sentimientos. Podrán darse cuenta de su ingenio, su creatividad y la capacidad de organizar su entorno para satisfacer sus propias necesidades… ¡algo imprescindible para un buen desarrollo y crecimiento personal!

Se fortalece su intelecto

Los niños que juegan libremente y que interaccionan más con otros niños, pueden potenciar su función cognitiva. Su cerebro se fortalece y desarrollan una mejor atención y memoria. Los niños que juegan físicamente y además potencian su intelecto.

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